GR 268 Camino de San Úrbez. Etapa 6: Chibluco - Huesca
Itinerario
Chibluco - Collado Ortialla - Huesca
Municipio
Ficha técnica
3h 10' 
135 m.
355 m.
11 Km
Descripción
El GR 268 Camino de San Úrbez es un sendero turístico de gran interés que recorre los lugares asociados a la vida del santo, desde el corazón del valle de Añisclo, junto a la cueva de Sastral, hasta la capital oscense. El final de la etapa 4 y las etapas 5 y 6 íntegras transcurren por la Hoya de Huesca.
La última etapa de este itinerario parte de Chibluco, núcleo acomodado en la sierra en un entorno natural típicamente prepirenaico, con vistas a enclaves espectaculares como el Pico de Mediodía, Peña Gratal o el Salto de Roldán. Salimos de este pueblo, perteneciente al municipio de Loporzano, por una pista agrícola en la que avanzaremos rumbo a la capital oscense en un trayecto en su mayor parte de descenso. Nos dirigimos hacia el sur entre campos hasta llegar a la carretera, por un primer tramo en el que pasaremos junto a un magnífico enebro milenario de gran porte.
El itinerario discurre por un paisaje de campos y monte bajo y bordea el Embalse de Montearagón, presa que regula el río Flumen, y después ascendemos hasta el Collado de Ortialla, el tramo más exigente de esta etapa. Desde estos escarpes iremos descendiendo hasta la plana de Huesca por un trazado corto de calzada romana. Luego, nuestros pasos avanzan hacia una pista en la que ya visualizamos la característica silueta de la ciudad, coronada por su catedral.
Entramos en la capital por la zona industrial del norte y avanzamos hasta atravesar el Parque de la Universidad. Los pasos nos introducirán en la zona histórica y monumental de la ciudad bordeando las murallas y adentrándonos en el casco histórico. La ruta finaliza en una de las joyas monumentales de la ciudad y del románico aragonés, la iglesia de San Pedro el Viejo. El fin del itinerario bien nos hace merecer un descanso y visita a este templo, declarado Monumento Nacional, deleitándonos en el repertorio medieval de su portada o deambulando por su bellísimo claustro de labrados capiteles. Espacio de silencio, reposo, y además, panteón real al acoger las tumbas de Alfonso I “El Batallador” y Ramiro II “El Monje”.
